Entrando en el portal de Belén |
Es cierto que tuvimos el privilegio de tener un guía de excepción, ya que recorrimos la ciudad de la mano de Guillermo Nagore y sus explicaciones nos ayudaron mucho a comprender algunas cosas que si visitas la localidad con un viaje organizado no quedan a la luz de todos los turistas.
Iglesia de la Natividad. El portal de Belén es hoy esto |
Cruzar el muro en coche particular es de por si un cambio respecto a las excursiones habituales en autobús. La carretera se corta por la mitad con el alto muro que separa Israel de Palestina, abruptamente. Por una vía lateral, coche a coche se controla a todo el que entra y sale de Belén. El pasaporte extranjero hace más fluido el paso.
Los palestinos son muy fans del fútbol español |
De camino a la parte más alta de la ciudad, donde se encuentra la iglesia de la Natividad, hay que observar detalles peculiares que quedan ocultos a los turistas, como los asentamientos judíos en territorio de Belén o cómo los palestinos agudizan el ingenio y aprovechan el muro frente a un bar para pintarlo de blanco y convertirlo en pantalla gigante para disfrutar de los partidos de Madrid y Barça. Es realmente impresionante la pasión por el fútbol español que tienen en esta zona.
Visitar Belén en Navidad tiene un plus de atractivo |
Visitar Belén la semana posterior a Navidad tiene su punto. Con el gran árbol que preside la plaza, el belén que está montado delante (con mula, buey y hasta oveja) y con todas las luces y adornos que hay por la ciudad. Antes de visitar los santos lugares y, para acabar con el tema palestino, recomiendo echar un vistazo al panel que hay en un lateral de la plaza y en el que se puede ver este gráfico revelador de cómo ha cambiado Palestina en los últimos 70 años hasta reducirse prácticamente a la nada por la presión israelí.
Curioso gráfico para ver cómo ha cambiado Palestina desde 1946 hasta el 2000. La situación actual en aún peor. |
El lugar exacto en el que nació Jesús (o eso dicen que marca la estrella) |
La cripta es pequeña y bajo un altar adornado hay una estrella con aceites que marca el punto exacto. A mano izquierda hay una pequeño "portal" con una imagen del niño Jesús metida en una "palomera". Me resultó todo un poco cutre, pero los momentos de fe a los que se asiste resultan sobrecogedores aunque no los compartas.
Aquí debía estar el portal original de Belén |
Tras visitar el lugar donde dicen que nació Jesús (a mi sinceramente me cuesta creerlo) nos dimos un paseo por el Belén actual, lleno de tiendas, para conocer a Mike, un palestino pelirrojo de origen irlandés que esconde una ikurriña en su tienda, además de un montón de souvenirs y una hospitalidad a la altura. Nos tomamos un te de menta y charlamos de la vida diaria de Palestina. Un lujo que también tenemos que agradecer a Nagore, ya que nos lo presentó él.
Para comer, una propuesta diferente, el restaurante The Tent, una tienda beduina, pero con wifi gratis y, sobre todo, una comida excepcional. La selección de ensaladas casi es para una comida completa, pero si después de 18 platos aún eres capaz de comer más, la parrillada de carne variada también estaba estupenda.
Restaurante The Tent. Una tienda beduína gigante |
De vuelta a Jerusalem vivimos la experiencia más fuerte y reveladora del viaje. Teníamos que dejar el coche en Belén y cruzar el muro a pie hasta la zona israelí. Aquí es donde puede verse lo que un palestino tiene que vivir a diario para ir a trabajar. Eso los que tienen permiso para cruzar el muro, que hay muchos jóvenes palestinos que nunca han podido salir de Belén como hicieron libremente sus padres y abuelos.
El acceso al muro a pie te hace recorrer pasillos de jaulas donde gente de todas las edades se agolpa desde la madrugada para poder llegar a tiempo a sus trabajos. Nosotros lo atravesamos por la tarde, sobre las 8, y no había mucha gente. A las mañanas, para poder llegar al trabajo a las 8, hay que ponerse a la cola del muro para las 4 o 5 de la madrugada. Los controles son continuos, del mismo estilo que en un aeropuerto. y al final de los pasillos, una garita, con un scanner digital que decide si pasas o no (los ciudadanos extranjeros pasan sólo enseñando el pasaporte)
El muro que separa Israel de Palestina em Belén |
En este momento, el personal decide si te deja cruzar. Asistimos a una escena en la que la agente de frontera estaba haciendo punto, negando con la cabeza, mientras una chica palestina enseñaba carnets, salvoconductos y todo tipo de documentación. Nuestra espera, con los pasaportes extranjeros en la mano, desatascó la situación; pero fue suficiente para que una fuera consciente de lo que cada día pasa en esos pasillos.
El belén de Belén |
Si quieres leer más de nuestro viaje por Israel y Palestina tienes todos los artículos en este enlace
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