Hacía mucho tiempo que deseaba conocer Granada y en particular la Alhambra, pero no había tenido la ocasión. Pero como pienso que las ocasiones a veces hay que crearlas, la semana pasada aproveché un viaje a Almería para alquilar un coche y escaparme a pasar el día a la Alhambra. Digo a la Alhambra y no a Granada, porque una vez allí decidí dedicarme en exclusiva al monumento nazarí y dejar la ciudad para tener excusa para volver en otra ocasión.
La visita a la Alhambra comienza antes incluso de llegar a Granada porque se recomienda, especialmente en temporada alta, reservar la entrada. Esto obliga a visitar la web del monumento y aprender mucho antes incluso de iniciar la visita. Sin embargo, y seguramente porque era un día entre semana y en invierno, mucha gente compraba sus entradas en la propia taquilla. En la web: http://www.alhambra-patronato.es se puede encontrar toda la información del monumento, reserva de entradas, visitas guiadas, etc.
Yo como soy bastante de ir a mi aire, encontré en itunes un podcast gratuito que contenía una breve explicación de cada espacio visitable del monumento. Es una audioguía clásica, pero muy útil si vas como yo de por libre. A la salida descubrí que tienen un sistema bluetooth de descarga de mapa interactivo, pero no tuve ocasión de probarlo. También, a fuerza de pasear por allí e intentar entrar antes de tiempo (sólo puedes acceder al recinto hora y media antes de la cita para los palacios nazaríes) me hice amiga de uno de los guardas de las puertas, que me dio un par de claves interesantes para disfrutar más de la visita.
En primer lugar, lo ideal, si se llega antes de la hora de la entrada, es empezar por el palacio de Carlos V porque la entrada es libre y no está sujeta a los horarios. El edificio es un anacronismo dentro de tanta belleza musulmana, pero en el momento de mi visita acogía una muestra interesantísima de Matisse y la Alhambra que fue como la guinda al pastel de la visita.
Después, aconsejada por mi nuevo amigo portero de la Alhambra, visité la Alcazaba. Mi visita coincidió con las 2 del mediodía con lo que tuve la suerte de pasearme por la murallas completamente sola. Las vistas desde esta zona, situada en el extremo de la colina, sobre la ciudad son sencillamente espectaculares. Parece que estuvieras suspendida en el aire con todo el Albaicín a tus pies.
Para entrar y salir de la Alcazaba hay que atravesar la puerta del vino. Me pareció curiosa la relación histórica con el vino que tienen los musulmanes. La puerta es una maravilla como todo el recinto.
Siguiendo los consejos de mi nuevo amigo, me adentré en los jardines de la Alhambra y en Generalife, para hacer tiempo para la visita que tenía concertada a las 15:30. Supongo que la primavera será un momento más espléndido para visitar esta zona, pero el invierno también tiene su encanto con los naranjos llenos, las fuentes, los colores ocres e incluso algún árbol que empezaba a estar en flor.
La visita al Generalife también fue un lujo. Paseé por los jardines casi en soledad, únicamente acompañada de lejos por una pareja musulmana que se sacaba fotos en cada rincón. Algunos rincones dan ganas de sentarse allí unas horas solo a disfrutar del ruido del agua y ya aquí uno puede llegar a transportarse a los tiempos en los que estos palacios y jardines estaban habitados en pleno esplendor de la época nazarí.
Por fin, puntualmente, llegó el momento de entrar en los Palacios Nazaríes, el clímax de la visita. Creo que fue un acierto dejarlo para el final. La belleza de cada estancia es tal que cuesta luego apreciar las cosas mas sencillas. Un síndrome de Stendhal en toda regla. Actualmente el patio de los leones está en obras y solo puede verse la fuente desmontada en una pequeña sala escondida en el frontis del patio principal.
No voy a relatar cada estancia porque creo que es algo que hace mucho mejor la propia web del monumento, pero si contar que cuando una pasea por esos patios y admira los techos y paredes decorados, comprende muchas de las historias que aprendió en el colegio, de niña y es consciente de la importancia y la grandeza que los musulmanes han tenido en nuestra historia. A pesar de lo alejadas que parecen ahora las dos culturas. Paseando por los palacios nazaríes, gracias sin duda a las historias que me iba contando el podcast conseguí transportarme a esa época y ese momento histórico y disfrutar plenamente de una visita única e imprescindible.
El resumen de mi visita a la Alhambra lo leí en una baldosa cuando me dirigía a la salida del recinto:
"Se fue a Granada por silencio y tiempo y Granada le sobredió armonía y eternidad" Juan Ramón Jiménez.
Después de la visita creo en ese embrujo que dicen que tiene la Alhambra. Es un lugar mágico capaz de transportarte a otros tiempos y que sin duda maravilla y emociona incluso a personas frías y viajadas como yo. La única pena fue no poder compartirlo con alguien especial... pero eso puedo paliarlo compartiéndolo con vosotros en mi blog.
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